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##Moby-Dick- Herman Melville

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Mensaje  Maia Dom Sep 26, 2010 9:15 pm


##Moby-Dick- Herman Melville Moby_dick

Moby Dick o la ballena blanca (1851) de Herman Melville

El tema central es el conflicto entre el capitán Ahab y la gran ballena blanca que le arrancó la pierna la altura de la rodilla. Ahab, ávido de venganza, se lanza con toda su tripulación a una desesperada búsqueda de su enemigo. La obra sobrepasa en mucho la aventura y se convierte en una alegoría sobre el mal incomprensible representado por la ballena, un monstruo de las profundidades, que ataca y destruye lo que se pone en su camino, y también por el capitán Ahab, que representa la maldad absurda y obstinada, que sostiene una venganza personal y arrastra a la muerte inútil a muchos inocentes. Sólo Ismael se salva del desastre, recogido del mar por el capitán del Raquel, empeñado en la búsqueda de sus hijos náufragos. El carácter del solidario Ismael se opone al de Ahab porque comparte con sus compañeros las vicisitudes de la precaria condición del hombre. La obra explora tal número de niveles de comprensión que es merecedora de los repetidos elogios a su profundidad y perdurabilidad. La ambigüedad con la que se juzgan el bien y el mal la convierte en heredera de la Odisea e incluso de La Divina Comedia. Concebida por Herman Melville como respuesta norteamericana a la gran literatura europea de finales del siglo XVIII y principios del XIX, «Moby-Dick» recoge la tradición romántica y gótica dando forma a un épico poema en singular prosa que ha acabado por ocupar en Estados Unidos el puesto de gran novela nacional.





Herman Melville está considerado como uno de los grandes autores de la literatura universal.

Con apenas veinte años, Melville comenzó una serie de viajes por todo el mundo que más adelante le servirían como base e inspiración para varias de sus novelas, incluyendo varios años trabajando como ballenero y pasando varias aventuras en las islas del Pacífico.

El mar y su mundo son fundamentales en la obra de Melville, como ya se aprecia en Mardi (1849) o Taipi (1846). Dichas obras se convirtieron en un éxito de público aunque la crítica nunca acompañó su carrera.

Su obra más conocida en la actualidad es, sin duda, Moby Dick (1851), adaptada al cine y la televisión en numerosas ocasiones, pero que en su época pasó completamente desapercibida. Pese a todo, Melville continuó escribiendo hasta lograr grandes cuentos como Benito Cereno o Bartleby, el escribiente.

Herman Melville murió en 1891 y no fue hasta la década de 1920 que la crítica recuperó su obra para situarla como una de las más influyentes de todo el siglo XIX.










CAPÍTULO I

Mi nombre es Ismael. Hace unos años, encontrándome sin apenas dinero, se me ocurrió embarcarme y ver mundo. Pero no como pasajero, sino como tripulante, como simple marinero de proa. Esto al principio resulta un poco desagradable, ya que hay que andar saltando de un lado a otro, y lo marean a uno con órdenes y tareas desagradables, pero con el tiempo se acostumbra uno.

Y por supuesto, porque se empeñan en pagarme mi trabajo, mientras que un pasajero se ha de pagar el suyo. Aún hay más: me gusta el aire puro y el ejercicio saludable. Digamos que el marinero de proa recibe más cantidad de aire puro que los oficiales, que van a popa y reciben el aire ya de segunda mano.

Por último diré que había decidido embarcarme en un ballenero, ya que las ballenas me atraían irresistiblemente. Cierto que resulta una caza peligrosa, pero tiene sus compensaciones: los mares en los que esos cetáceos se mueven, la maravillosa espera, el grito foral cuando se encuentra una...

El caso es que metí un par de camisas en mi viejo bolso y salí dispuesto a llegar al Cabo de Hornos o al Pacífico. Abandoné la antigua ciudad de Manhattan y llegué a New Bedford. Era un sábado de diciembre y quedé muy defraudado cuando me enteré de que había zarpado ya el barquito para Nantucket y que no había manera de llegar a ésta antes del lunes siguiente. Y yo estaba dispuesto a no embarcarme sino en un barco de Nantucket, desde donde se hicieron a la mar los primeros cazadores de ballenas, es decir, los pieles rojas.

Como tenía que pasar dos noches y un día en New Bedford, me preocupé ante todo de dónde podría comer y dormir. Era una noche oscura, fría y desolada. No conocía a nadie y en mi bolsillo no había más que unas cuantas monedas de plata.

Pasé ante «Los Arpones Cruzados», que me parecieron demasiado alegres y caros, y lo mismo me ocurrió ante el «Mesón del Pez Espada». Aparte de ellos, el barrio aparecía casi desierto. Pero no tardé en encontrarme ante una puerta ancha y baja de la que salía una luz humeante.

Y entré en el lugar. Desde los bancos. un centenar de rostros negros me examinó: era una iglesia para gente de color. No servía. pues, para mis propósitos.

Cerca ya de los muelles. oí chirriar en el aire una muestra. Miré hacia arriba y vi que decía: «Mesón del Surtidor de la Ballena. Peter Coffin». El nombre resultaba poco atrayente. «Coffin» significa ataúd, como todos saben, pero al parecer es un apellido corriente en Nantucket.

Por la puerta salía un fugitivo resplandor. Y la casa en sí era extrañísima, ya que se inclinaba hacia un lado como si el viento la empujase, y era muy vieja.

Al penetrar en aquella sórdida posada, se encontraba uno en un vestíbulo que recordaba un barco desmantelado. Estaba todo ello en sombras, apenas disipadas por unas velas encendidas. La pared opuesta a la entrada se adornaba con lanzas, mazas decoradas con dientes de marfil y otras con cabellos humanos como adornos. Una de ellas, en forma de sierra, resultaba particularmente escalofriante. Había también arpones balleneros fuera de uso.

Una vez pasado el vestíbulo se entraba en la sala común, con vigas de pesada encina en el techo, y en el fondo un mostrador. Había anaqueles con recuerdos e incluso la quijada enorme de una ballena. Al entrar vi reunidos en la sala a unos cuantos marineros jóvenes. Me dirigí al patrón y le pedí una habitación. Me dijo que la casa estaba llena y que no le quedaba una sola cama.

-Pero, espere añadió de pronto-. No tendría inconveniente en compartir una cama con un ballenero, ¿verdad?

Le respondí que no me gustaba compartir la cama con nadie, pero que si no había más remedio... y que si el ballenero no era alguien repulsivo...

-Muy bien, siéntese -me respondió-. La cena estará en seguida.










El doblón del capitán Ahab (Pérez Reverte):

[...] porque mis héroes siempre tuvieron los pies en la tierra o en la movediza cubierta de un barco-, el mar fue siempre desafío y camino, y desde su infancia, asomados a los puertos y a las orillas, los hombres aprendieron a soñar con las cosas remotas que albergan, sin saberlo, en su propio corazón. Hablo de mi propio caso, si me toleran otra referencia personal al respecto. A fin de cuentas, no es casual que la que tal vez es la mejor novela de aventuras empiece con un joven llamado Edmundo Dantés a bordo de un navío llamado Faraón. O que una de las obras cumbres de la literatura universal narre minuciosamente la caza de una ballena. O que la más hermosa historia escrita para jóvenes sea un viaje por mar a la isla de los piratas. Y en todas esas novelas vinculadas al mar, caballeros, más aún que en ningunas otras, se cumple inexorable el gran ritual de la literatura, de la aventura y de la vida: el viaje peligroso mediante el que, quien se atreve a emprenderlo, progresa en el conocimiento de sí mismo y del mundo en el que vive. Como en el juego de la Oca al llegar a la trigésimosexta casilla, como el peregrino medieval que llega a Santiago, como el alquimista afortunado al término de la Gran Obra, el héroe que sobrevive al encuentro con el buque fantasma acaba sabiendo más. Y a su regreso ya no es el mismo: para bien o para mal, será incapaz de ver el mundo igual que antes de partir. Ahora sabe lo que sus compatriotas, o vecinos, o familiares, ignoran. Es -yo lo fui con cada uno de ellos, caballeros, tienen ustedes mi palabra- el joven Hawkins desembarcando a su regreso de la isla del tesoro, Tuan Jim dando sus últimos pasos en Patusán, Ismael agarrado al ataúd calafateado de Queequeg, Jasón y Medea reprochándose el pasado, D'Artagnan con su flamante casaca de mosquetero después de permitir que degüellen a Milady, Gulliver al final de su último viaje, con la amarga certeza de que los caballos son los únicos seres racionales...

Vuelvo a la cubierta del Pequod -y disculpen que en realidad apenas salga de ella-, porque en su mástil, caballeros, hundida a martillazos por el viejo y maldito Ahab, reluce el doblón de oro que premia el avistamiento de la ballena blanca. A mi juicio, ése es el mejor símbolo acuñado de todo aquello que fascina a ciertos hombres y mujeres, y los arrebata de la seguridad, y los lleva a remar, como decía al principio de esta conversación, a bordo de una ballenera con el cuchillo entre los dientes y separados de la Eternidad por el escaso grosor de una tabla de madera, rodeados de estachas que tal vez los atarán a su propia carroza funeraria, para correr la aventura de la vida: la que impidió que el ser humano siga siendo un molusco atrincherado en el fondo del mar. Cada vez que me detengo en la biblioteca y acaricio el lomo de los viejos libros que me llevaron lejos, oigo el rumor de la marejada y el lejano golpeteo del martillo del viejo capitán clavando esa moneda en el palo. Miradla bien, decía Ahab. Y aquí la tengo. Si la froto con la manga, así, reluce como el oro de los sueños. Y déjenme decirles una última cosa, caballeros. Compadezco a los hombres cómodos, resignados y razonables que nunca leyeron libros que estremecieran su corazón. Compadezco a quienes nunca se dejaron seducir y arrastrar por una moneda de oro, una mujer hermosa, un amigo fiel, una aventura descubierta en un libro. Compadezco a los que nunca dormirán la paz eterna con todos los piratas, junto a la tumba donde se pudran ellos y sus sueños.




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Última edición por Maia el Miér Nov 30, 2011 6:44 pm, editado 4 veces
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Mensaje  BB Dom Sep 26, 2010 11:32 pm

Vaya por delante, como siempre, mi agradecimiento Maia
Que serio me ha quedado parece una carta del trabajo, jajaja. Va a ser porque este no me lo llevo a diferencia de casi todo lo que estas haciendo en fono que me ha encantado, el capitan Ahab es uno de los personajes con lo que no he podido nunca (ya puesto con Moby Dick tampoco he podido). Se me hace "pesado".

Y que conste que lo he intentado varias veces, pero no logro encontrarle el ritmo al libro...A veces pasa. ##Moby-Dick- Herman Melville 178601



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Mensaje  Maia Dom Sep 26, 2010 11:36 pm

##Moby-Dick- Herman Melville 602843 ##Moby-Dick- Herman Melville 602843 ##Moby-Dick- Herman Melville 602843 Estas perdonada ##Moby-Dick- Herman Melville 602843 ##Moby-Dick- Herman Melville 602843 pero no puedo evitar recomedar el fono, pq esta muy bien narrado,a la vez que dramatizado y la música que lleva incorporada esta muy bien elegida (y esta completo, no es una versión resumida).

El capitan Ahab, tampoco es mi "capitan" favorito angelito


Última edición por Maia el Lun Sep 27, 2010 4:59 pm, editado 1 vez
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Mensaje  Sagitario Lun Sep 27, 2010 12:02 pm

Maia te he puesto el título en rojo, si es de otro color lo cambias. OK


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##Moby-Dick- Herman Melville Empty Re: ##Moby-Dick- Herman Melville

Mensaje  jorge Lun Sep 27, 2010 6:00 pm

Por favor, ¿alguien me podría dar una mano para llegar al sitio en referencia, del Capitan Ahab?

jorge
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##Moby-Dick- Herman Melville Empty Re: Moby-Dick- Herman Melville

Mensaje  Sagitario Lun Sep 27, 2010 6:04 pm

jorge escribió:Por favor, ¿alguien me podría dar una mano para llegar al sitio en referencia, del Capitan Ahab?
Yo misma te ayudo. Te mando un mp. OK


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Mensaje  Boss Lun Sep 27, 2010 9:56 pm

Maia, me pasa un poco lo que a bbmassa, que no es un libro que me tire mucho, pero tengo que decirte que es de las narraciones mejores que he oido con mucha diferencia.

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