Paraíso de perdición - Joe Barry

No era una situación que atrajera a todos, pero diez mil dólares más su renuencia a evitar un desafío a su valor e ingenio hicieron que Rush Henry tomara el trabajo. No sabía quién era su cliente y le dijeron que nunca lo averiguaría, pero sus instrucciones eran explícitas: Limpiar Forest City. Sonaba como una tarea difícil y resultó ser incluso más difícil de lo que parecía. Beau Marr, Max Carney y Card Sully tenían la ciudad en sus bolsillos. Los juegos de azar, la prostitución y el crimen organizado florecían, operando casi abiertamente, pero Rush no podía encontrar ninguna grieta o hendidura en la organización suave y poderosa que los Tres Grandes habían perfeccionado durante sus muchos años de dominio sin oposición. Sin embargo, en algún lugar tenía que haber una grieta por donde Rush pudiera comenzar a disparar. Significaría violencia, probablemente derramamiento de sangre y muerte, pero era un trabajo que tenía que hacerse, y no sería la primera vez que Rush invitaba a Grim Reaper a mirar por encima de su hombro.