Unas risas matinales de la mano de Quevedo y Góngora

He estado riéndome un buen rato gracias a estos poemas eróticos "atribuídos" a Quevedo y a Góngora.
Hay muchos más, pero sirvan éstos como muestra:

Estaba una fregona por enero
metida hasta los muslos en el río,
lavando paños, con tal aire y brío,
que mil necios traía al retortero.

Un cierto Conde, alegre y placentero,
le preguntó con gracia: «¿Tenéis frío?»
respondió la fregona: «Señor mío,
siempre llevo conmigo yo un brasero.»

El Conde, que era astuto, y supo dónde,
le dijo, haciendo rueda como pavo,
que le encendiese un cirio que traía.

Y dijo entonces la fregona al Conde,
alzándose las faldas hasta el rabo:
«Pues sople este tizón vueseñoría.»

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Rapándoselo estaba cierta hermosa,
hasta el ombligo toda arremangada,
las piernas muy abiertas,
y asentadaen una silla ancha y espaciosa.

Mirándoselo estaba muy gozosa,
después que ya quedó muy bien rapada,
y estándose burlando, descuidada,
metióse el dedo dentro de la cosa.

Y como menease las caderas,
al usado señuelo respondiendo,
un cierto saborcillo le dio luego.

Mas como conoció no ser de veras,
dijo: «¡Cuitada yo! ¿Qué estoy haciendo?
Que no es ésta la leña deste fuego».

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Decid qué es aquello tieso

con dos limones al cabo,

barbado a guisa de nabo,

blando y duro como hueso;

de corajudo y travieso

lloraba leche sabrosa:

¿qué es cosa y cosa?

Vaya, vaya que primaverales estamos hoy ¿no?

Que dos!!!! Esto me trae a la memoria una anecdota de Quevedo que quizas conozcais, que a mí se me quedo grabada,

Llegó a apostar con sus amigos una gran suma de dinero a que era capaz de reprochar a la reina (Doña Isabel, esposa de Felipe IV) su regia cojera. Al recibir las apuestas de todos sus amigos (no pensaron que se atrevería), Quevedo aguardó la ocasión. Al poco tiempo, fue invitado a Palacio a una importante recepción. Se presentó con dos hermosas y bellas flores, siendo una rosa y un clavel. Al acercarse a la reina, la entregó ambas flores diciéndola:
- “Entre el clavel y la rosa, Su Majestad es-coja”.

Todo un personaje Quevedo!!!

No conocía los poemas, pero sí la anécdota. De todos modos, muchas gracias por hacerme pasar un buen rato.

DESENGAÑO DE LAS MUJERES

Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece,
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.

Puto es el gusto y puta la alegría
que el rato puteril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.

Más llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado,

si de otras tales putas me pagare;
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.


...jajaja... Me encanta Quevedo.

Eso es dominio de la lengua (al lenguaje me refiero mal pensados ), y no lo que se dice por ahí.

P.D. Frodo por recordarnos a los clásicos

Picante picante el bar hoy, que divertido y cultural en estas ultimas aportaciones

¿Por qué cuando estudiamos literatura en la escuela no nos enseñaron esta parte divertida de Quevedo y Góngora?

Silvana Graus escribió: ¿Por qué cuando estudiamos literatura en la escuela no nos enseñaron esta parte divertida de Quevedo y Góngora?

poruqe nos hubiera gustado estudiarla y ademas nos habriamos divertido.......

Muy bueno Frodo



Silvana, en nuestra época de colegio (por lo menos en la mia) eso no era propio de "señoritas"

Es cierto, Chapu, las niñas bien no hablabamos de "eso". (pero algunas lo "hacían")
Iba a editar, pero na. Olvídalo (yo olvidé lo que iba a poner )

JuanDeLezo escribió:DESENGAÑO DE LAS MUJERES

Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece,
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.

Puto es el gusto y puta la alegría
que el rato puteril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.

Más llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado,

si de otras tales putas me pagare;
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.


...jajaja... Me encanta Quevedo.

Gracias Juan por ampliar el "poemario" del día.

Silvana Graus escribió: ¿Por qué cuando estudiamos literatura en la escuela no nos enseñaron esta parte divertida de Quevedo y Góngora?

Mmmmmmm... a lo mejor me preguntáis qué profe de literatura tuve, pero a mí me tocaron algunos de estos poemas en clase. Y otros aún más explícitos cuando me tocó estudiar latín y a Catulo.
¡Y que conste, que me encanta Catulo!

Anabelee, eres más joven que yo. Y debo añadir que en la época en que yo iba a la escuela estábamos en plena etapa de "reorganización nacional" (leáse dictadura militar) y para rematar, nuestra sociedad es más pacata que la vuestra.

No creas, Silvana, que vuestra sociedad es más pacata. Yo habré tenido suerte con esos profesores, te aseguro que compañeras mías de la misma época no han visto esos poemas delante. Y no hace falta que nos vayamos a ningún colegio religioso.

Recuerdo que me tocó un instituto con "mala fama".

Yo tuve suerte y eso que el mío era religioso, pero la monja que nos daba lengua, literatura e historia, era especial. Hablo de los primeros ochenta.
Neruda, Ibsen, Gorki, Borges,.....Leíamos fragmentos de sus libros en clase y nos animaba a seguir leyendo el libro completo. Eso con trece años. Para una lectora empedernida como ya era yo en ese momento, esa mujer abrío mundos...

Siempre la recordaré. Por eso siempre le he dado importancia al maestro. Como alguna vez he comentado con Valadares (que me da en la nariz que es de ese estilo), encontrar un maestro de esos es una fortuna.

Mi hijo ha tenido una similar los dos últimos años, en cole público, una señora mayor con una enorme vocación por la enseñanza, no de esos funcionarios que te encuentars algunas veces, sino alguien preocupado en educar. El niño estaba encantado y sus padres más. En la fiesta de despedida (mi hijo pasa al insti y ella se jubilaba) hubo lágrimas y risas, le hicimos regalos y ella les regalo un libro a cada niño, con una dedicatoria escrita a mano. Una mujer increible os lo aseguro.

tali escribió:Que dos!!!! Esto me trae a la memoria una anecdota de Quevedo que quizas conozcais, que a mí se me quedo grabada,

Llegó a apostar con sus amigos una gran suma de dinero a que era capaz de reprochar a la reina (Doña Isabel, esposa de Felipe IV) su regia cojera. Al recibir las apuestas de todos sus amigos (no pensaron que se atrevería), Quevedo aguardó la ocasión. Al poco tiempo, fue invitado a Palacio a una importante recepción. Se presentó con dos hermosas y bellas flores, siendo una rosa y un clavel. Al acercarse a la reina, la entregó ambas flores diciéndola:
- “Entre el clavel y la rosa, Su Majestad es-coja”.

Todo un personaje Quevedo!!!

¡Esa anécdota me la contaba mi madre, y siempre me hizo mucha gracia!

Ya que estamos con poetas y risas, aunque anterior en el tiempo no lo hacía nada mal el Arcipreste de Hita.

BB escribió:Yo tuve suerte y eso que el mío era religioso, pero la monja que nos daba lengua, literatura e historia, era especial. Hablo de los primeros ochenta.
Neruda, Ibsen, Gorki, Borges,.....Leíamos fragmentos de sus libros en clase y nos animaba a seguir leyendo el libro completo. Eso con trece años. Para una lectora empedernida como ya era yo en ese momento, esa mujer abrío mundos...

Siempre la recordaré. Por eso siempre le he dado importancia al maestro. Como alguna vez he comentado con Valadares (que me da en la nariz que es de ese estilo), encontrar un maestro de esos es una fortuna.

Mi hijo ha tenido una similar los dos últimos años, en cole público, una señora mayor con una enorme vocación por la enseñanza, no de esos funcionarios que te encuentars algunas veces, sino alguien preocupado en educar. El niño estaba encantado y sus padres más. En la fiesta de despedida (mi hijo pasa al insti y ella se jubilaba) hubo lágrimas y risas, le hicimos regalos y ella les regalo un libro a cada niño, con una dedicatoria escrita a mano. Una mujer increible os lo aseguro.

Cierto, BB, esa es una gran suerte. Yo también he tenido alguno de esos maestros, concretamente este que mencioné, que nos hacía leer a Catulo, es uno de ellos: hizo que me aficionara a los clásicos a una edad en la que habitualmente los detestas, y nunca le estaré lo suficientemente agradecida por ello.

Es cierto que es fundamental quien te enseña, tuve la suerte de tener una profesora-monja que para la época era supermoderna, y nos motivaba a leer de todo, con ella ademas de clásicos también mucha filosofía , esta claro que son los que luego recordamos.....

Gracias Dosflores por acercarnos a Paco Ibañez, que recuerdos de juventud.

No lo puedo evitar, en cuanto me mencionan a un montón de escritores, me acuerdo de él. Me alegra que te guste, a mí también me trae muchos recuerdos.

dosflores escribió:

tali escribió:Que dos!!!! Esto me trae a la memoria una anecdota de Quevedo que quizas conozcais, que a mí se me quedo grabada,

Llegó a apostar con sus amigos una gran suma de dinero a que era capaz de reprochar a la reina (Doña Isabel, esposa de Felipe IV) su regia cojera. Al recibir las apuestas de todos sus amigos (no pensaron que se atrevería), Quevedo aguardó la ocasión. Al poco tiempo, fue invitado a Palacio a una importante recepción. Se presentó con dos hermosas y bellas flores, siendo una rosa y un clavel. Al acercarse a la reina, la entregó ambas flores diciéndola:
- “Entre el clavel y la rosa, Su Majestad es-coja”.

Todo un personaje Quevedo!!!

¡Esa anécdota me la contaba mi madre, y siempre me hizo mucha gracia!

dosflores escribió:Ya que estamos con poetas y risas, aunque anterior en el tiempo no lo hacía nada mal el Arcipreste de Hita.

Es una anécdota que le cuento a mis hijos y me miran con una cara de alucinados!!!! .El Arcipreste de Hita tampoco estaba nada mal
y Paco Ibañez, ! que recuerdos!, hacía tiempo que no me acordaba de él.