Primavera en Paris: Ruta para bon vivants

Fuente: Lola Fernandez, para Nomadistas.com

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Desde el legendario Siempre nos quedará París de la película Casablanca, la capital francesa es sinónimo de amor romántico y objetivo primero de escapadas de San Valentín y aniversarios matrimoniales. Sin embargo, los que la frecuentamos sabemos que no es exactamente el romanticismo la condición imprescindible a la hora de disfrutar de esta ciudad. En realidad, París es un descomunal monumento a la buena vida que sólo requiere de su visitante que sepa disfrutar de cuantos más placeres, mejor. Aquí van algunos lugares que hacen que la buena vida de los bon vivants sea, si eso es posible, un poco mejor.


Hotel Plaza Athénée

Un cinco estrellas cien por cien europeo entre Champs-Élysées y la torre Eiffel , en la avenida Montaigne. Refinamiento máximo en la decoración y Ducasse al mando de los fogones. Conviene no dejar sin visitar el spa, con tratamientos del Dior Institute; ni el bar, probablemente el más chic de la ciudad (y el más caro), con celebrities y multimillonarios anónimos a partes iguales.


Restaurante del hotel W

Regentado por el español Sergi Arola, este hotel a dos esquinas de la Ópera Garnier ha logrado que los franceses entienda el concepto de la tapa en todas sus variantes: Cold Tapas, Not Hot Not Cold y Hot Tapas. Sardinas a la plancha con alubias verdes y sobrasada, una espectacular fideuá, steak tartar, cangrejo con tres arroces perfumado con lima y tomate, ajo y aceite, pan tumaca... Delicioso todo.

Debauve et Gallais

Esta confitería (30 Rue des Saints-Pères) se estableció en París en 1800 y son los más antiguos productores de chocolate y bombones de la ciudad: proveían a Luis XVI y María Antonietta antes incluso de abrir la tienda que, hoy, invita a un hermoso viaje en el tiempo. Cuidado: los dependientes pueden ser un poco fríos.


Las lomas de Chaumont

En el distrito 19 se encuentra el parque de las lomas de Chaumont, perfectamente comunicado en metro con las líneas 5 y 7. Este apacible lugar se ha convertido en uno de los espacios más de moda para los parisinos, sobre todo desde que abrió el restaurante Mimi Cantine. En primavera y verano hay un verdadero peregrinaje a esta cantina, rústica y acogedora.


Hôtel du Nord

Este antiguo hotel (102, Quai de Jemmapes), célebre por el film de Marcel Carné del mismo nombre, es uno de los lugares más trendy de París. Reconvertido en bar y restaurante está siempre hasta los topes con una clientela cosmopolita, sobre todo turistas y habituales del barrio. Lo que más me gusta, además de su ambiente íntimo, es su decoración que recuerda al París de los años 30. Si hace buen tiempo no os perdáis su terraza, ideal para tomarse un cocktail mientras contemplas el canal.

Shakespeare And Co.

Probablemente la mejor librería del mundo, en la 37 Rue Bûcherie. Cada vez más turística pero absolutamente entrañable con sus mesas llenas de letraheridos y el polvo de miles de libros de viejo. Una institución.

Museo de Orsay

Esta primavera acoge una de las exposiciones más deliciosas y seductoras que he visto: L'ange du bizarre. Le romantisme noir de Goya à Max Ernst. Un increíble relato por el romanticismo y lo siniestro en la creación, que está provocando colas jamás vistas en el exterior del museo. Te recomiendo que compres entrada con anticipación o que muevas hilos para entrar como invitado.


Bar á vins

Los templos de los amantes de los vinos, lugares idóneos para comenzar la noche con queso o pequeños platos típicos mientras se degusta alguno de sus inmejorables caldos. Un lugar poco frecuentado por los foráneos es Le baron rouge, en el distrito número 12e en la calle Théophile Roussel, 1. Aquí, además, las ostras frescas son buena compañía para un buen Sancèrre.

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