Trilogía "Pequeños deseos", Minerva Ros (rom)

«Había una parte de mí que siempre supo que el día que entré en la casa de Andrew MacMillan me había metido en la boca del lobo. Solo que yo no me había metido en la boca del lobo, sino en la boca del león…».

Lizzie es una chica completamente inocente en muchos aspectos, pero debe quitarse encima sus miedos y prejuicios para poder sobrevivir cuando decide que su única salvación es mudarse a la Gran Manzana y empezar de cero.
Su pequeño deseo solamente es poder tener un trabajo digno que le permita vivir en Nueva York, la ciudad de sus sueños desde niña, y no tener que volver nunca más a su pueblo remoto en las praderas de Iowa, ni tener que volver a convivir con su madre, controladora y narcisista. Y encuentra ese trabajo, milagrosamente, en un lugar un poco peculiar: como asistente de Andrew MacMillan, uno de los modelos más impresionantes del panorama nacional, a quien llaman «El León» y no solamente por su larga cabellera dorada, sino por su costumbre de devorar a todo el que pasa cerca de él.
Ella es un cervatillo y él es un león, y las cosas no parece que vayan a funcionar. Sin embargo, Andrew no solo se siente inusualmente cómodo con Lizzie, sino que empieza a sentir el deseo de convertir su relación estrictamente profesional en algo mucho más personal: poder sacar a la tigresa que él sabe que lleva dentro y descubrir a la mujer tozuda y pasional que sabe que hay debajo de aquella inocencia.
Pero Lizzie, como cervatillo que es, no deja de escaparse de sus garras.


¿Cómo se puede ser tan guapo y tan odioso a la vez?
Josh es el jefe de Sylvia. Es un tipo hosco, desagradable y que piensa que todo el mundo le debe algo… Y uno de los hombres más atractivos e interesantes que ha conocido en su vida. El trabajo es provisional, lo cual es maravilloso, porque los dos se odian a muerte, no se soportan, se insultan todo lo que pueden y se hacen la vida imposible. Y, sin embargo… ¿por qué Sylvia se siente atraída por Josh de esa manera? ¿Por qué Josh no quiere perder de vista a Sylvia, aunque le ponga de los nervios?
Sylvia se ha mudado a Nueva York desde un pequeño pueblecito de Iowa que se le quedaba ya pequeño, siguiendo los pasos de su amiga Lizzie, y se ha visto inmersa en lo que parece un auténtico circo: una casa llena de modelos medio desnudos todo el día, unas amigas con problemas demasiado surrealistas y un jefe (aunque sea provisional) que lo que tiene de guapo y atractivo lo tiene de insoportable. Ella solo quiere sobrevivir en la ciudad. No quiere romances, ni problemas, ni líos amorosos, y aun parece que estos la persiguen para poner a prueba todos sus recursos.