##Mediohombre - Alber Vázquez

Qué emoción, qué emoción. Leches, ayer sólo pude echar un vistazo a la entrada y me pasé un poco por el bar de Mou. Hoy Kiliki y después Maia me han avisado de tan grata sorpresa.

No sé como agradeceros... en fin. Joseira, Chapulín, todos: esta Navidad es mejor.
Y ahora si me permites, Joseira, un pequeño homenaje a don Blas aquí mismo y de camino emular también un poco a Cebrian como me ha recordado cnmcleod. No me extiendo mucho.

Y en 1741 se les acabó la suerte a los ingleses. La puta suerte que siempre han tenido, ese año entre los años, les enseño su injusto culo. Porque cuando se habla de suerte en la historia de España tenemos que hablar de injusticia. Toda la mala suerte que España ha tenido en los siglos la ha tenido de buena suerte los de los tés a las cinco. Pero en 1741 los ingleses dependieron sólo de sí mismos y encontraron a manos del tío con más cojones del mundo la derrota más humillante que jamás sufrió aprendiz de imperio alguno.

Todo empezó por culpa de una repugnante noble oreja inglesa, seguro que llena de pelo. Por aquél entonces les dábamos a los piratas ingleses lo que se merecían y en ese sentido ahorcábamos por piratería vil a cientos. Un día un capitán imperial español llamado Juan de León interceptó a un navío ingles capitaneado por un pirata noble inglés, claro, llamado Robert Jenkins. Ese peazo de Juan de León, con la ironía que a veces nos caracteriza históricamente, le cortó la oreja al ilustre pirata inglés y lo mandó para su casa advirtiendo que informara a su rey que como osara acercarse por allí le cortaba también una oreja (yo hubiera dicho las dos y el rabo, pero yo soy yo). Jajajaja, ese pirata mutilado va con su oreja peluda a informar, y los ingleses, muy ofendidos nos declaran la guerra. Fíjate tú cómo la que lían los ingleses por una oreja pirata vellosa y lo que tiene que hacer un buen español para que lo defienda su país, claro que esos lechuguinos lo que en el fondo buscaban era un pretexto para quitarnos las colonias

Maldita sea, porque hasta en la derrota más catastrófica inglesa tuvieron suerte, ya que a consecuencia de matar a tantos y tanos ingleses, don Blas de Lezo Olavarrieta, el más grande, murió a causa de las heridas y de la peste inglesa debida a la putrefacción de los cuerpos de los ya exbebedores de té.

Don Blas dio una pierna por su país con 15 años, más tarde un ojo, después un brazo y si hubiera tenido dos almas hubiera dado una en Cartagena de Indias… pero lamentablemente sólo tenía una y esta se la entregó a su Dios el 7 de septiembre de 1741. Eso sí, murió con sus dos cojones intactos.




Cómo vengamos a “La Invencible” en Cartagena, jojojo… por cierto que eso de “La Armada Invencible” no sé de dónde ha salido porque en esos tiempos se la conocía por la Gran Armada, nada de invencible, otro invento inglés seguro, ya que Felipe II nunca la llamó así por mucho que lo diga la wikipedia, si acaso “La Empresa”. Pues eso, la puta suerte inglesa hizo morirse a don Álvaro de Bazán y Guzmán, granadino ilustre y a la altura de don Blas. Si en vez de un voluntarioso Pérez de Guzmán la Empresa la hubiera dirigido un Blas de Lezo, hoy los ingleses en vez de pudding comían paella y en vez de té bebían carajillo. Tampoco hubiera necesitado tanto barco, y por tanto, hacer más fácil la labor de un tal Cervantes de ir recaudando impuestos por ahí para engrandecer aun más los barcos de nuestra Armada para la Empresa, la Empresa de ir a joder al inglés en su propia casa. Pero eeeeesa puta suerte inglesa hizo que un gilipollas pirata inglés llamado Francis Draque, sir, por supuesto; traficante de esclavos, por supuesto, fuera a molestar un poco a la flota que estaba por entonces en Cádiz, y esa suerte, y eeeesa suerte hizo que lograra algunos destrozos aparentemente sin importancia. Joder, se quemaron un montón de toneles para contener agua y tuvieron que trer unos nuevos… nuevos y verdes que pudrieron el agua haciendo que se perdiera un mes y medio en Galicia proveyéndose de más toneles, coño ¿un mes y medio, Pérez de Guzmán? Y mientras Alejandro Farnesio esperando con sus hombres en Flandes… qué desastre hubiera evitado don Blas de haber nacido antes.

Qué de películas hubieran hecho los yanquis con un tío que simplemente llegara a la altura de donde terminaba la pata de palo de don Blas. Ah, a ver si os cuento un día la hazaña de una mujer gallega que vengó también un poquito a la derrota por negligencia española y suerte inglesa de la Armada Vencible: María Pita, jeje, una de mis mujeres favoritas históricas, y pescadera de oficio, le puso el agujero del culo a “Sir” Francis Drake como un bebedero de patos justo después del desastre de la Empresa, cuando los ingleses venían tranquilamente a saquear nuestras costas, pardillos, no sabían de nuestras mujeres… me salgo del tema… los yanquis, eso, Jajajaja. ¿Qué tienen que ver los yanquis con don Blas de Lezo? Jojo, el hermanastro de George Washington, que no me acuerdo cómo se llamaba y me importa un pito también, comandaba un cuerpo de ejército que luchó junto a Vernon en Cartagena de Indias contra don Blas, jeje.

Bueno, me tiraría horas hablando de don Blas pero hay que leer el libro que seguro que lo cuenta mejor que yo. ¡Quién hubiera visto a ese don Blas entrando a cañonazo limpio en una guarida pirata de una bahía fuertemente protegida tipo isla de la Tortuga (que también limpiamos) y darle al turco por ahí limpiando de piratas turcos una amplia zona del Mediterráneo, ¿eh, Bay Hassan?! ¡Quien hubiera visto a don Blas limpiando de piratas a tooooda la costa del Pacífico de gentuza noble inglesa pirata que asolaban las costas del Perú, por cierto, en Lima conoció a una criolla y la hizo su santa esposa: la Excelentísima Señora Doña Josefa Pacheco Bustos! Quien hubiera estado en Génova para ver cómo don Blas con seis navíos de guerra obliga a los genoveses a devolver a España ¡dos millones de pesos! que tenían depositados en un banco y que por vicisitudes de la vida que no vienen al caso no querían devolver. Para que os hagáis una leve idea de qué significaba esa cantidad enorme de pesos, baste decir que hoy equivaldrían a lo que ganan los controladores aéreos en un mes horas extras incluidas. Pues bien, don Blas manda decir a los gobernantes de la ciudad que o traían el oro o cañoneaba Génova, así, sin gilipolleces protocolarias. Patadas en el culo se daban esa gente llevando la pasta a los barcos, jojojo, y después del dinero a buen recaudo exige que se le rindan honores a la bandera española en Génova, cosa que naturalmente los genoveses también acceden vista la expresión de su mirada de un solo ojo.

Bueno, bueno, ya paro porque me estoy pasando. Es que don Blas es mi héroe infantil, de carne y hueso y sin superpoderes. Tuve la suerte que un profesor mío me hablara de él y que un señor de mi barrio también me hablara de él. Para mí se acabaron el Guerrero del Antifaz, el Jabato, el Capitán Trueno y por supuesto, todos los superhéroes yanquis que nunca me han interesado.

Lástima de historia de España. Si los reyes hubieran estado a la altura de algunos insignes vasallos suyos, hoy las fronteras del mapa del Mundo serían totalmente diferentes. Lo que ocurre es que nunca hay que decir “y si” porque ese “y si” vuelve loca a la gente: ¿y si hubiera estudiado más? ¿Y si hubiera hecho esto y no lo otro? ¿Y si no hubiera fumado tanto? ¿Y si fulanito hubiera reinado por fulanito? ¿Y si…?

La Historia hay que amarla con absoluta frialdad para no caer en fanatismos que además de anacrónicos hoy no conducen más que frustraciones y violencias. Yo creo que don Blas nació justo a tiempo para ejercer como don Blas, hoy no hay cabida para gente como él afortunadamente, hoy necesitamos genios tenebrosos tipo José Fouché, desafortunadamente. Los José Fouché nunca serán anacrónicos y siempre estarán considerados. Don Blas hoy hubiera hecho como Nude, aquel soldado japonés que a los años de acabar la guerra consiguieron convencer unos turistas, en una isla solitaria del Pacífico, de que el Japón perdió la guerra hacía veinte años y que no les pegara más tiros. Al final Nude se suicidó con su antigua arma en un piso caja de cerillas de no sé qué ciudad japonesa, visto en qué se había convertido su Japón.

La grandeza de una persona no se basa en su estatura ni el número de miembros de su cuerpo que tiene intactos, y en ese sentido, don Blas de Lezo Olavarrieta, el pata palo, el medio hombre: era enorme.

Este casi me lo pierdo y no me lo hubiese perdonado.

Me he puesto contenta al verlo por Juan de Lezo, jajajaja. Pero me lo llevo porque el personaje de Blas de Lezo me resulta de los más interesante.

Gracias Peto y Joseiera

Eres muy grande JuandeLezo, lo que hubiera dado yo por tener un profesor de historia que hubiera puesto la mitad de entusiamo que tu para contar algo así de nuestros antepasados...

Todavía no he empezado el libro, pero solo por leerte ha valido la pena este post.

JuanDeLezo escribió: No me extiendo mucho.

JuanDeLezo escribió:Y en 1741 se les acabó la suerte a los ingleses. La puta suerte que siempre han tenido, ese año entre los años, les enseño su injusto culo. Porque cuando se habla de suerte en la historia de España tenemos que hablar de injusticia. Toda la mala suerte que España ha tenido en los siglos la ha tenido de buena suerte los de los tés a las cinco. Pero en 1741 los ingleses dependieron sólo de sí mismos y encontraron a manos del tío con más cojones del mundo la derrota más humillante que jamás sufrió aprendiz de imperio alguno.

Todo empezó por culpa de una repugnante noble oreja inglesa, seguro que llena de pelo. Por aquél entonces les dábamos a los piratas ingleses lo que se merecían y en ese sentido ahorcábamos por piratería vil a cientos. Un día un capitán imperial español llamado Juan de León interceptó a un navío ingles capitaneado por un pirata noble inglés, claro, llamado Robert Jenkins. Ese peazo de Juan de León, con la ironía que a veces nos caracteriza históricamente, le cortó la oreja al ilustre pirata inglés y lo mandó para su casa advirtiendo que informara a su rey que como osara acercarse por allí le cortaba también una oreja (yo hubiera dicho las dos y el rabo, pero yo soy yo). Jajajaja, ese pirata mutilado va con su oreja peluda a informar, y los ingleses, muy ofendidos nos declaran la guerra. Fíjate tú cómo la que lían los ingleses por una oreja pirata vellosa y lo que tiene que hacer un buen español para que lo defienda su país, claro que esos lechuguinos lo que en el fondo buscaban era un pretexto para quitarnos las colonias

Maldita sea, porque hasta en la derrota más catastrófica inglesa tuvieron suerte, ya que a consecuencia de matar a tantos y tanos ingleses, don Blas de Lezo Olavarrieta, el más grande, murió a causa de las heridas y de la peste inglesa debida a la putrefacción de los cuerpos de los ya exbebedores de té.

Don Blas dio una pierna por su país con 15 años, más tarde un ojo, después un brazo y si hubiera tenido dos almas hubiera dado una en Cartagena de Indias… pero lamentablemente sólo tenía una y esta se la entregó a su Dios el 7 de septiembre de 1741. Eso sí, murió con sus dos cojones intactos.




Cómo vengamos a “La Invencible” en Cartagena, jojojo… por cierto que eso de “La Armada Invencible” no sé de dónde ha salido porque en esos tiempos se la conocía por la Gran Armada, nada de invencible, otro invento inglés seguro, ya que Felipe II nunca la llamó así por mucho que lo diga la wikipedia, si acaso “La Empresa”. Pues eso, la puta suerte inglesa hizo morirse a don Álvaro de Bazán y Guzmán, granadino ilustre y a la altura de don Blas. Si en vez de un voluntarioso Pérez de Guzmán la Empresa la hubiera dirigido un Blas de Lezo, hoy los ingleses en vez de pudding comían paella y en vez de té bebían carajillo. Tampoco hubiera necesitado tanto barco, y por tanto, hacer más fácil la labor de un tal Cervantes de ir recaudando impuestos por ahí para engrandecer aun más los barcos de nuestra Armada para la Empresa, la Empresa de ir a joder al inglés en su propia casa. Pero eeeeesa puta suerte inglesa hizo que un gilipollas pirata inglés llamado Francis Draque, sir, por supuesto; traficante de esclavos, por supuesto, fuera a molestar un poco a la flota que estaba por entonces en Cádiz, y esa suerte, y eeeesa suerte hizo que lograra algunos destrozos aparentemente sin importancia. Joder, se quemaron un montón de toneles para contener agua y tuvieron que trer unos nuevos… nuevos y verdes que pudrieron el agua haciendo que se perdiera un mes y medio en Galicia proveyéndose de más toneles, coño ¿un mes y medio, Pérez de Guzmán? Y mientras Alejandro Farnesio esperando con sus hombres en Flandes… qué desastre hubiera evitado don Blas de haber nacido antes.

Qué de películas hubieran hecho los yanquis con un tío que simplemente llegara a la altura de donde terminaba la pata de palo de don Blas. Ah, a ver si os cuento un día la hazaña de una mujer gallega que vengó también un poquito a la derrota por negligencia española y suerte inglesa de la Armada Vencible: María Pita, jeje, una de mis mujeres favoritas históricas, y pescadera de oficio, le puso el agujero del culo a “Sir” Francis Drake como un bebedero de patos justo después del desastre de la Empresa, cuando los ingleses venían tranquilamente a saquear nuestras costas, pardillos, no sabían de nuestras mujeres… me salgo del tema… los yanquis, eso, Jajajaja. ¿Qué tienen que ver los yanquis con don Blas de Lezo? Jojo, el hermanastro de George Washington, que no me acuerdo cómo se llamaba y me importa un pito también, comandaba un cuerpo de ejército que luchó junto a Vernon en Cartagena de Indias contra don Blas, jeje.

Bueno, me tiraría horas hablando de don Blas pero hay que leer el libro que seguro que lo cuenta mejor que yo. ¡Quién hubiera visto a ese don Blas entrando a cañonazo limpio en una guarida pirata de una bahía fuertemente protegida tipo isla de la Tortuga (que también limpiamos) y darle al turco por ahí limpiando de piratas turcos una amplia zona del Mediterráneo, ¿eh, Bay Hassan?! ¡Quien hubiera visto a don Blas limpiando de piratas a tooooda la costa del Pacífico de gentuza noble inglesa pirata que asolaban las costas del Perú, por cierto, en Lima conoció a una criolla y la hizo su santa esposa: la Excelentísima Señora Doña Josefa Pacheco Bustos! Quien hubiera estado en Génova para ver cómo don Blas con seis navíos de guerra obliga a los genoveses a devolver a España ¡dos millones de pesos! que tenían depositados en un banco y que por vicisitudes de la vida que no vienen al caso no querían devolver. Para que os hagáis una leve idea de qué significaba esa cantidad enorme de pesos, baste decir que hoy equivaldrían a lo que ganan los controladores aéreos en un mes horas extras incluidas. Pues bien, don Blas manda decir a los gobernantes de la ciudad que o traían el oro o cañoneaba Génova, así, sin gilipolleces protocolarias. Patadas en el culo se daban esa gente llevando la pasta a los barcos, jojojo, y después del dinero a buen recaudo exige que se le rindan honores a la bandera española en Génova, cosa que naturalmente los genoveses también acceden vista la expresión de su mirada de un solo ojo.

Bueno, bueno, ya paro porque me estoy pasando. Es que don Blas es mi héroe infantil, de carne y hueso y sin superpoderes. Tuve la suerte que un profesor mío me hablara de él y que un señor de mi barrio también me hablara de él. Para mí se acabaron el Guerrero del Antifaz, el Jabato, el Capitán Trueno y por supuesto, todos los superhéroes yanquis que nunca me han interesado.

Lástima de historia de España. Si los reyes hubieran estado a la altura de algunos insignes vasallos suyos, hoy las fronteras del mapa del Mundo serían totalmente diferentes. Lo que ocurre es que nunca hay que decir “y si” porque ese “y si” vuelve loca a la gente: ¿y si hubiera estudiado más? ¿Y si hubiera hecho esto y no lo otro? ¿Y si no hubiera fumado tanto? ¿Y si fulanito hubiera reinado por fulanito? ¿Y si…?

La Historia hay que amarla con absoluta frialdad para no caer en fanatismos que además de anacrónicos hoy no conducen más que frustraciones y violencias. Yo creo que don Blas nació justo a tiempo para ejercer como don Blas, hoy no hay cabida para gente como él afortunadamente, hoy necesitamos genios tenebrosos tipo José Fouché, desafortunadamente. Los José Fouché nunca serán anacrónicos y siempre estarán considerados. Don Blas hoy hubiera hecho como Nude, aquel soldado japonés que a los años de acabar la guerra consiguieron convencer unos turistas, en una isla solitaria del Pacífico, de que el Japón perdió la guerra hacía veinte años y que no les pegara más tiros. Al final Nude se suicidó con su antigua arma en un piso caja de cerillas de no sé qué ciudad japonesa, visto en qué se había convertido su Japón.

La grandeza de una persona no se basa en su estatura ni el número de miembros de su cuerpo que tiene intactos, y en ese sentido, don Blas de Lezo Olavarrieta, el pata palo, el medio hombre: era enorme.

Lo conseguire y lo leere con avidez.

Muchas gracias, un saludo.

Me uno a la lista de entusiasmaos
Gracias joseiera

Por cierto, el final NO ES HISTÓRICO, sino una licencia literaria…


La signatura en epub para esta magnífica reseña, encuadernada en cuero viejo...






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¡Muchas gracias!

Gracias teref, ya está añadido.

..Y con eso queda todo dicho por mi parte, en lo que respecta a la Pérfida Albión y nuestra propia indolencia.

Gracias por el aporte!

saludos

Que bueno!, batallas navales. Esto si que mola.
Muchas gracias joseira.

Me lo he pasado genial leyendo esta novela, reconozco que no conocía esta hazaña que hicieron los nuestros haya en el siglo XVIII al ganar por goleada y con desventaja numérica a los hijos de la Gran Bretaña. No fueron todo Trafalgares y Armadas Invencibles.
La novela está escrita de una manera muy amena, me ha recordado mucho a los Alatristes de Pérez Reverte o a las mejores novelas de aventuras de Vázquez Figueroa.
Muy recomendable.

davidlan escribió:Me lo he pasado genial leyendo esta novela, reconozco que no conocía esta hazaña que hicieron los nuestros haya en el siglo XVIII al ganar por goleada y con desventaja numérica a los hijos de la Gran Bretaña. No fueron todo Trafalgares y Armadas Invencibles.
La novela está escrita de una manera muy amena, me ha recordado mucho a los Alatristes de Pérez Reverte o a las mejores novelas de aventuras de Vázquez Figueroa.
Muy recomendable.

No olvides que el final no es histórico... y por cierto, les zurramos la badana bastantes más veces, como en las Canarias y Buenos Aires, anda que no le tenían ganas a nuestro imperio esta panda de piratas saqueadores...

Estupenda reseña.
ya empieza a ser hora de que hablemos de blas de lezo, bernardo de galvez, mazarredo y demás.
Ye era la hora.

Muchas , muchas gracias por la reseña.

desdichado escribió:Estupenda reseña.
ya empieza a ser hora de que hablemos de blas de lezo, bernardo de galvez, mazarredo y demás.
Ye era la hora.

Muchas , muchas gracias por la reseña.

A ver si podemos hablar un poco del Duque de Alba que tampoco está mal. Pero mientras lo encontramos quizá te interese algo de Juan Martín Díez "El Empecinado", en los "Episodios Nacionales" del maestro Galdós y que Joseiera tuvo a bien recomendar.