Las editoriales apuestan por sus grandes nombres. XAVI AYÉN

Este curso, el mundo editorial está preparado para lo peor, y todos los que lo frecuentan andan por la calle repitiéndose mantras que hagan nacer en ellos el optimismo y la serenidad. La caída del consumo golpea duro. "Los funcionarios tienen tiempo libre, y compraban muchos libros, pero ahora los han dejado sin paga extra", suspiraba recientemente una librera. Eso sí, los libros mantienen su tipo reducido de IVA al 4%, al contrario que los e-books, que sufrirán un IVA del 21%. Para evitar que cunda el desánimo, nada mejor que una ojeada a las potentes novedades previstas para este otoño, con nombres de primera fila (de Murakami a Barnes, pasando por Rowling o Follett) y otros que no suenan tanto pero cuyas obras pueden seducir al lector que busque una historia bien contada capaz de abrirle recodos insospechados en su sensibilidad. Anoten nombres: Rachel Joyce, Auður Ava Ólafsdóttir, Delphine de Vigan, Stefanie Kremser o Andrew O'Hagan.

Rowling se hace mayor. Exprimidos los siete limones de Harry Potter -y los tres libros sobre animales fantásticos, el quidditch y los cuentos de Beedle el Bardo-, su autora, la millonaria J.K.Rowling, debuta, a sus 47 años, como autora para adultos. The casual vacancy (La vacante fortuita, aunque ni Salamandra ni Empúries tienen todavía traducción del título ni fecha exacta de salida) explica cómo la inesperada muerte de Barry Fairweather deja a Pagford, la apacible localidad donde vivía, en estado de shock. Con su deceso, queda vacante un puesto en el consejo del distrito, lo que desatará la confrontación más brutal vivida en el pueblo.

El pasado existe... y se mueve. Julian Barnes (Leicester, 1946) ganó el premio Booker por Un sabor a final (Anagrama / Angle, noviembre), la conmovedora historia de Tony Webster, un hombre en su mediana edad, en paz con su vida hasta que la inesperada carta de un abogado le hará darse cuenta de que también el pasado es cambiante, que la memoria es imperfecta y siempre da sorpresas, hasta el punto de hacer tambalear nuestras verdades más sólidas. Todo tiene que ver con su íntimo amigo Adrian, a quien juró amistad eterna hasta que, un día, sucedió una tragedia.

Baila, Haruki, baila. En realidad, Baila, baila, baila (Tusquets / Empúries, septiembre) fue escrita por Haruki Murakami (Kioto, 1949) en 1988. El actual líder en las casas de apuestas para el próximo Nobel -ayer se pagaba 7 a 1- se centra en la historia de un hombre que busca a una antigua amante que un día se desvaneció misteriosamente en un hotel de mala muerte. Cada nueva pista sobre su paradero le hace hundirse más en un laberinto de violencia salvaje y terror metafísico.

El último Don. Otra novedad esperada es el primer libro de cuentos de Don DeLillo (Nueva York, 1936), El ángel Esmeralda (Seix Barral, octubre), una selección de nueve relatos hecha por el propio autor que abarca de 1979 al 2011, con personajes monjas, astronautas, atletas o terroristas, y localizaciones en Manhattan -cómo no- pero también en Grecia o el Caribe. En Cristal (Seix Barral, noviembre), Sam Savage (Camdem, 1940) cuenta cómo una escritora a la que piden un prólogo para la novela de su último marido se lanza a redactar sus memorias y a cuidar la casa -llena de vida- de un vecino. Otro escritor, convaleciente tras recibir en una manifestación, protagoniza ¡Adiós, libros míos! (Seix Barral, noviembre), del Nobel japonés, Kenzaburo Oé (Uchiko, 1935). Y otra Nobel, Toni Morrison (Lorain, 1931) narra en Volver (Lumen, noviembre) la vida de un soldado traumatizado por la guerra de Corea. Otros títulos son Hermana mía, mi amor de Joyce Carol Oates (Alfaguara, octubre), Réquiem por Linda B de Ismail Kadaré (Alianza, septiembre), Antigua luz de John Banville (Alfaguara, octubre) y Grifo de Charles Baxter (RBA, octubre).

Camina o revienta. Hay gran expectación ante el debut de la guionista de radio británica Rachel Joyce, El insólito peregrinaje de Harold Fry (Salamandra / La Magrana, septiembre), la fascinante historia de un señor de 65 años que, tras recibir el mensaje de una antigua amiga a la que lleva veinte años sin ver, decide impulsivamente salir por la puerta de su casa y peregrinar por toda Inglaterra hasta la residencia donde ella languidece de cáncer. Otro sugerente viaje es el que nos propone Mathias Enard (Niort, 1972), autor francés residente en Barcelona, en El alcohol y la nostalgia (Mondadori, noviembre), donde un hombre se desplaza en Transiberiano para enterrar a un amigo. La islandesa Auður Ava Ólafsdóttir (Reikiavik, 1958), tras sorprendernos con Rosa candida, donde dibujaba una nueva sensibilidad masculina, acomete ahora la tarea de acompañar a una treintañera -en La mujer es una isla (Alfaguara, ya en la calle)- en un viaje en coche por Islandia en busca de sí misma. Otro tono tiene Andrew O'Hagan, que se pone en la piel de un chucho en Vida y opiniones del perro Maf y de su amiga Marilyn Monroe (Alba, noviembre). Y Massimo Gramellini opta al título de autor revelación con el relato autobiográfico Me deseó felices sueños (Destino, octubre), sobre la muerte de una madre y los secretos ocultos.

¿Poetas? Dos grandes novelistas publican sus versos. A la espera del veredicto crítico, Michel Houellebecq -Poesía (Anagrama, septiembre)- y Paul Auster -Poesía completa (Seix Barral, octubre)- están dispuestos a hablarnos con una voz muy diferente, que a buen seguro contará con pasadizos secretos que la conecten con la de sus novelas.

Y además... Otros títulos que vale la pena seguir es La gran casa (Salamandra / La Magrana) de Nicole Krauss; Nada se opone a la noche (Anagrama / Edicions 62) de Delphine de Vigan; Carrer dels oblidats (Edhasa / Empúries) de Stefanie Kremser; Caída y auge de Reginald Perrin de David Nobbs (Impedimenta); Di su nombre (Sexto Piso) de Francisco Goldman; El arte francés de la guerra (RBA) de Alexis Jenni; Pasando el rato en un país cálido (Libros del Asteroide) de Jose Dalisay; Ciudad abierta (Acantilado / Quaderns Crema) de Teju Cole; o la divertida Mi padre es mujer de la limpieza (Demipage) de Saphia Azzeddine.

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Nos espera un otoño calentito. De los que nombra el artículo a cuatro o cinco los espero con anziedad


Gracias Selene

La lista es de rechupete y ya estoy, como Belén, ansiosa por hacerme con unos cuantos de esos libros.
Y si las editoriales se ponen las pilas proponiendo esas grandes novedades yo propongo un trato: mi bolsillo está como el de todos los españolitos de a pie, hecho un cascajo. Así que yo hago un esfuerzo y voy comprando cuando buenamente pueda esas novelas increíbles y las editoriales nos lo agradecen ofreciéndonos precios más ajustaditos.

Si hay buen precio hay mercado y si no, los libros se quedarán en las estanterías. Se venderá un ejemplar y nos lo iremos dejando unos a otros tal como lo hayamos leído. Volveremos a ver esos libros medio descuajaringados por haber pasado por tantas manos.
Bien pensado también tiene su magia eso de leer un libro usado sabiendo que ha sido disfrutado por muchas personas antes que tú.

Yo compraré algunos seguro. Pero en papel no, he llegado a un punto en el que me cabrea si no lo sacan en digital. Me he hecho comodona y prefiero mil veces leer en el lector.

Hay incluso alguno que he comprado en papel y al final he esperado a tener versión digital para leerlo Tengo todos los de Almudena Grandes, por ejemplo, pero los dos últimos (los episodios de una guerra...) están tal cual llegaron de la librería, sin tocar.

Mi espalda lo agradece y mi marido también (no cabe un libro más en casa, jaja).

Yo estoy con BB. Hay libros en esa lista que me interesan, pero no voy a "cargar" con esos tochos sólo porque las editoriales se empeñen. Esperaré pacientemente a que salgan sus ediciones digitales, y si no, seremos dos a enfadarnos Será por libros. Con la lista de "próximas lecturas" que saco de este sitio, tengo para leer en mis próximas veinte reencarnaciones (siempre y cuando una rana o similar sea capaz de leer).