Los mejores jardines del mundo

National Geographic los señala en su colección The 10 Best of Everything y en el blog Nomadistas los replican porque la selección no puede ser más hermosa. Belleza, simetría y romanticismo botánico para parar un tren.

El famoso paisajista André Le Nôtre diseñó estos jardines en el suroeste de París en el siglo XIV, a mayor gloria de Luis XIV. El Rey Sol los quiso grandiosos, un monumento a su misma esencia monumental. A lo largo de más de 100 hectáreas, los caminos llevan a lechos de flores, tranquilas esquinas decoradas con estatuas de estilo clásico, lagos ornamentales y hasta un canal por el que el extravagante rey francés conducía su propia góndola.

El Jardín Botánico de Singapur considerado uno de los más bellos del mundo, se inauguró en 1859. Sus 52 hectáreas están divididas en tres secciones según su función: Bukit Timah Core está dedicado al uso educacional y recreacional; en Tanglin Core, estatuas y un quiosco de música salpican una buena colección de plantas y árboles nativos; Centre, la más popular, cuenta con el Jardín Nacional de Orquídeas en el punto más alto del parque, donde más de 60.000 orquídeas de todos los colores posibles florecen cada año.

A 20 minutos en coche de Los Ángeles se encuentra este bucólico paraíso con más de 100.000 plantas y una de las colecciones de camelias más grandes del mundo. Son 56 hectáreas en las colinas de San Rafael, que acogen también un jardín japonés, el International Rosarium, hogar de miles de rosas, y el Enchanted Railroad, un mini tren para que los niños recorran todo el espacio, motorizados.


En la isla de Vancouver, en la Columbia británica, se erige este proyecto de Jennie Butchart, que ha plantado 700 variedades de plantas que florecen de marzo a octubre en una superficie de 22 hectáreas, propiedad de Porland Cement (la empresa de su marido), ya en desuso.

Un cardenal del Renacimiento decidió reconvertir un monasterio benedictino y asi nació Villa d’Este, en Tívoli (Italia). Entre sus mayores atractivos está un jardín fascinante, dotado con intrincadas fuentes como la Fontana del Bicchierone en la que el agua mana de una enorme hoja de albahaca; la Rometta fountain, una Roma en miniatura, con Rómulo y Remo incluidos; y la Avenida de los Cientos de Fuentes, donde el agua sale de cabezas de animales, pequeños barcos, todo tipo de flores y cuencos…

Fuente: Lola Fernandez, para Nomadistas.com 14/11/2012