Trilogía Catalina de Médici, Jean Plaidy

**Maia** Sáb Jun 04, 2011 11:06 pm

Trilogía Catalina de Médici Jean Plaidy(Victoria Holt)
	Madame Serpiente “Madame Serpiente”, publicada ese 1951, primer título de la trilogía, refiere la primera parte de la historia de Catalina de Médici, esa mujer sagaz e implacable que alcanzó la fama por su largo historial de crímenes. El relato se inicia en el momento en que Catalina, una niña de catorce años, debe abandonar a su adorado Hipólito para casarse con Enrique, segundo hijo del rey de Francia. Su vida al lado de un hombre que no la ama y que comparte sus días con su favorita, una mujer veinte años mayor que él, acentúan el carácter maquiavélico e inclinado a toda clase de crueles intrigas de Catalina. La italiana “La italiana”, publicada en 1952, es la segunda novela de la trilogía escrita por Jean Plaidy sobre Catalina de Médici. Esta segunda entrega abarca el período de la vida de Catalina que se extiende entre 1559 y 1572. El rey Enrique II de Francia ha muerto y su esposa, Catalina de Médici, se ha convertido en la reina regente de Francia. En una corte agitada, llena de intrigas y secretos, Catalina pasa a ser el centro de poder. Su posición es tremendamente difícil, pues por un lado tiene que sufrir el conflicto religioso interno y por otro debe soportar las enormes presiones exteriores que recibe de todas partes, en especial del monarca español Felipe II, obsesionado con evitar que las ideas protestantes penetren en su imperio. Madre de tres reyes, Catalina luchará por ellos y se ofuscará hasta llegar a cometer crímenes que harán de ella un personaje tristemente célebre. La reina Jezabel “La reina Jezabel”, publicada en 1953, es el título que cierra la trilogía que Jean Plaidy dedicó a la figura de Catalina de Medici, intergrada por “Madame Serpiente” y “La italiana”. El día 24 de agosto de 1572 la locura se apoderó de los católicos de París. Las piedras que pavimentaban las calles de la ciudad enrojecieron teñidas por la sangre de los hugonotes. Las campanas de la iglesia de Saint Germain l’Auxerrois repicaban con furia, sin que nadie hiciera amagos de detenerlas. Era la señal convenida para la carnicería. Catalina de Médici agregaba a su largo historial de crímenes, su infamia maestra: la noche de San Bartolomé. Catalina, con el poder como Dios, genial e implacable, gobernaba valiéndose de su ascendiente sobre sus débiles hijos: Carlos, su hijo medio loco, el pervertido duque de Anjou y el deforme duque de Alençon. A todos ellos se agregaba su hija Margot, la libertina. Ninguno de sus hijos amaba a Catalina, pero ninguno tampoco osaba contradecirla. Y toda Francia temblaba ante su nombre.